domingo, 10 de diciembre de 2017

Margarita meets Paciencia

“Yo, Margarita la Malaya, en plena posesión de mis facultades mentales (ejem) declaro: que la Thermomix va pa la Conchi, los potis pa la Quica, el coche….. Que coño, el coche me lo quedo yo. Que me entierren con él, con las pestañas recién puestas, el eyeliner on fleek y Bachelorette en los morros, que me combina con el rigor mortis.”

“Me tengo que acordar de decirle al Massimo (si es que vuelve) de que… Bueno, si es igual, si total… no le hablo…. Bueno, le dejaré un post-it… o no…. Yo qué sé…. Y si no vuelve? Y si me voy yo?? A que me muero y no me encuentra?? Se va a cagar…. Puta gripe….”

Creo que el poblema más gordo que tuvimos el Massimo y yo fue que se nos acabaron las cosas que decirnos. Y las que tirarnos a la cabeza, claro (dotación especifica: platos, vasos, vaso de la thermomix, un iphone 6 plus recien comprado…) . Massimo, queridas lectoras, es un señor oriundo de Roma, sin casco y sin vergüenza, que aquí, la Margarita adoptó (no sin antes resistirse...coño, qué pesao que era el Massimo….) allá por el año 2013 del Señor Jesús.

Acababa yo de aterrizar en Alemania. 1,80 de rubiaza, delgada (aún), sensible (jiji), y con la maleta llena de proyectos (realmente estaba llena de ropa y maquillaje como para dos vidas y tres burdeles). Me acababan de dar un puesto de esos con los que el noventa por ciento de la población  no se atreve ni a soñar y a mi meh…. Meh…. me explico con lo de meh?? Pos eso, que meh… Que meh iba a aburrir yo mucho, vaya…

La única esperanza de supervivencia eran los pretzels, la nutella, las benzos o, en su defecto, localizarme algún maromo que lo molase todo...Aunque se intuía que en aquellas tierras y en mi mundo, el concepto de hombre y molar no seguía una relación lineal. Tocaba fondo, vaya….

Se imponía la practicidad, amiche mie, asin que aut Massimo aut nihil… Y entre nosotras, siempre he sido más de pasta que de ensalada de col. Pero como se dice en mi pueblo, de aquellos polvos vienen estos lodos, y total...que así me veo, cuatro años y  30 kilos después, intentando decidir si me sigue mereciendo la pena vivir en una película (mala) de Fellini o si esta pobre vajilla que me acabo de comprar se merece una segunda oportunidad en España antes de que se la estrelle al imbecil este en toa la calva. Porque encima es que está to carvo. Hay que joderse pa no caerse… Ayyy qué mala es la gripe.

Y qué mal huelo, coño. Se me ocurrió hace tres días… o más… antes de caer enferma, ponerme una mascarilla overnight de esas maravillosas, que te levantas por la mañana con un melenón de la hostia y un olor a coco del trópico envolvente a la par que chenchual. Me fui a dormir, con una bolsa en la cabeza para que la mascarilla (y Massimo) me penetrasen… y yo no sé si fue el ardor del momento o qué, pero por la mañana me quería de morir.

NOTA: ME DESPERTÉ SOLA.

Lo quería de matar.

Todo eran mocos y toses y fue pasando el tiempo. Massimo no volvía, al perro no le sacaba nadie, el satélite no funcionaba y yo seguía sin poder ducharme. Planazo, vaya. Sabeis que el aceite de coco se pone rancio tras 48 horas de aplicación? Pues yo sí…. Tuve que tirar hasta las almohadas. Eso sí, tramé mi plan de liberación. Huiría al Sur, a donde el sol brilla y …. Bueno, no sabía qué más, pero me iba a ir…  

Agarré el teléfono, aburrida como una mona, y me refugié como siempre, en una de mis múltiples adicciones: hablar con desconocidas. Bueno, no mucho. Mi amiga la Paciencia y yo ya habíamos hablado una vez antes… o dos… más no… Pero ante semejante panorama, pues ya tú sabes… en caso de guerra, todo agujero es trinchera, así que saltándome mi teoría de que todas las malas personas son bajitas, llamé a la vasca.

“Tíaaaaaaa….. Qué mal huelo!!!! No me puedo ni duchar”




Margarita y Paciencia se acababan de conocer de forma oficial. Comenzaba una nueva era en las que ambas serían protagonistas, pero ellas aun no lo sabían. Pronto Ken se cruzaría en la vida de Margarita para decirle “Welcome on board” Margarita se iria con su bruno, su coche y su fiel thermomix a tierras menos frias.